J.D.Salinger

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Helmut Newton

Helmut Newton

jueves, 28 de abril de 2011


El martes fue el cumpleaños del blog y no solo no lo recordé sino que barajé la posibilidad de huir de la ciudad y no volver a escribir más. Menos mal que, como dijo Gil de Biedma, en la vida los olvidos no suelen durar.

miércoles, 13 de abril de 2011


Escribo mientras acaricio el vientre amarillo de mi precioso caimán de plástico, del color del curry. En una de las franjas horizontales de sus cartílagos ventrales pone, en letras casi inapreciables:

2007. WING CROWN. CROCODILE. MADE IN CHINA.

Siempre he tenido caimanes de plástico, desde que mis padres compraron mi primer caimán en una tienda a la orilla del mar. Esta tarde iba a ir a pasear al parque porque el día estaba precioso y todo eso, y yo estaba algo jodido por el trabajo de hoy, porque he salido tarde y he tenido que hacer parte del trabajo de una vieja que ya sólo va para quejarse y marcharse lo antes posible, condenando la felicidad laboral de nosotros, los jóvenes con esperanza, pero al llegar a casa el caimán ha empezado a llorar como un bebé hambriento y a poner ojos así como de caimán de plástico sin vida y me he obligado a esperar al anochecer. Por tanto escribo algunas cosas que vienen pasando ultimamente.

1. J.A. y yo nos disponemos a escribir un guión de cine. Lo decidimos el otro día espontáneamente entre tinto y tinto de verano en una terraza. El viernes tengo que enviarle sin falta los 10 mandamientos del proyecto, unas cuantas premisas que pueden ser incumplidas en cualquier momento por cualquiera de los dos. Seguro que este proyecto sin fundamento llegará a buen puerto, el único afán es el de construir una historia lo más excéntrica posible y alejada de las posibles interpretaciones del post-modernismo. Quizá éste sea el primer mandamiento, como dijo Dios, el más importante, del que derivan todos los demás, el que puede incumplirse de la manera más fea.

2. Tengo pendiente ir a la Academia de cine para ver Une Giraffe de Buñuel, un proyecto que han recuperado unos cuantos sobre un poema visual diseñado con Giacometti. Seguro que al final se me olvida y me molestará al darme cuenta.

3. El otro día fui al mercado y me desenvolví con soltura. C. se sintió orgullosa. Calculo a la perfección los gramos necesarios para todas las comidas. Fresas, puerros, muslos de pollo, sólo se me fue la mano con las acelgas y ahora necesito 15 amigos que vengan a degustarlas. Al caimán no le gustan ni ver, ofreciéndoselas giró la cabeza y balbuceó contrariado: "Matafrailes". Este caimán domina el argot de los pueblos de Teruel con una facilidad que me deja helado.

4. Asistí a la exposición de Chardin del Prado la misma mañana en que J.A. estaba chapoteando en calzoncillos en una ciénaga de la pradera de San Isidro, después de una noche de alcohol y drogas psicotrópicas. Me gustaron los bodegones de Chardin, los primeros son magníficos, con rayas y arenques y platos de ciruelas y gatos acechándolos de pelo erizado. También los que pintó en los últimos años, aunque éstos ya parecen una ofrenda de gratitud, una despedida del mundo, mientras que los primeros tienen la frescura de una mesa lista para comer preparada por un Caín ingenuo, por un pastor pobre que está a punto de recibir el rechazo del Dios de sus padres.
Pasé después por Goya y juro que miré La pradera de San Isidro un poco molesto, no sé, decepcionado, quizá por no haber asistido a la fiesta, al amanecer.

martes, 5 de abril de 2011


Una multinacional del zapato italiano será dueña del Coliseo romano durante los próximos 15 años a cambio de financiar su restauración. Nada como unas ruinas imperiales bien salpicadas de meados. Nos empeñamos en reconstruir cuando la ruina es, en verdad, quien abona los tuétanos de lo que está por llegar, de lo verdadero.

Uno se pregunta dónde ha quedado la izquierda italiana. Quizá la CIA terminó por enterrarla con el hormigón de las autopistas bajo la arena de la Vía Apia. ¿Dónde está la izquierda de todas partes?

Me atormenta una certeza: imposible hacer izquierda desde la legalidad. Es dar oxígeno al alimento que aspira a perdurar. El sistema está concebido para que ésta fracase en su interior y desemboque en el desencanto de sus allegados. La verdadera izquierda anaerobia, abisal, la izquierda que perdura siempre hay que desenterrarla rápido del corazón de los bandoleros muertos, hay que trasplantarla, es un órgano que no se rechaza cuando anida en el interior del hombre desencantado.