J.D.Salinger

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Helmut Newton

Helmut Newton

miércoles, 16 de febrero de 2011


Nada como llegar a casa de mala hostia después del trabajo y poner el "Historie de Melody Nelson" de Serge Gainsbourg al máximo volumen. Recuperas instantáneamente el espíritu de las apetencias reales. Cuando escucho este disco me acuerdo de Jean Baptiste Pigalle, escultor francés del siglo XVIII, cuyo apellido da nombre al barrio nocturno de París, el de los burdeles. Pigalle fue un escultor disciplinado, amante del arte clásico, tras viajar a Italia y regresar a Francia se ganó la amistad de Madame de Pompadour, amante y favorita del rey Luis XV e impulsora de la cultura, protectora de los enciclopedistas.

De las leyendas más apasionantes de Madame de Pompadour me resulta especialmente grata aquella que asegura que sobre su pecho se moldeó la primera copa de champagne. Este hecho aparentemente banal resulta especialmente esclarecedor. La marquesa poseía numerosos palacios en París, entre ellos el actual palacio del Elíseo, sede de la presidencia de Francia, pero sin ninguna prepotencia ella puso la teta al servico de los bebedores y el palacio al servicio del poder. En Francia puede importar poco lo que hagas con una vida dedicada a la cultura, lo trascendente es apropiarte de una buena leyenda erótica o, en su defecto, como ocurre con el escultor Pigalle, feo artesano, conseguir que en tu quartier abran muchos burdeles.

De todas formas ya lo sugirió Gainsbourg: La fealdad tiene algo superior a la belleza: dura más.

3 comentarios:

  1. Yo siempre quise ser feo y ni que decir tiene que con el paso de los años he ido perfeccionando mi técnica, casi lo he conseguido.
    Me alegro de que este blog siga teniendo este encanto explícito que sólo un carnicero rilkeano le puede imprimir.
    Un Abrazo

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  2. Ser feo sirve para aprender cosas; es una responsabilidad tremenda.
    Y si nos tomamos algo en un bar feo, con bien de gente fea?? Tengo el sitio perfecto para vosotros

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