
En este verano de las oportunidades habría que repoblar las rotondas, esos circulos casi vírgenes de césped donde habitan las palomas más místicas. En esas isletas perpetuamente amenazadas por los coches, las palomas construyen su yoga con el humo de los tubos de escape y su marginación, se saben no deseadas, nadie quiere llevárselas en bolsas de redecilla para merendárselas asadas y eso las deja tranquilas en el centro mismo de la ciudad donde nadie mira. En el centro de la nada hay otra fiesta, porque lo dice Juarroz y en mi cabeza lleva semanas resonando como un mantra hasta la extenuación.
En el verano de la ciudad, ésta se abre como una máquina tragaperras averiada, donde descubres de un vistazo todos los trucos, todos los pequeños resortes y engranajes viciosos. También descubres que dentro en realidad no queda ni un puto duro, que solo va a funcionar con lo que tú eches. Yo ya estoy hasta la polla y me voy a aprovechar de la debilidad del asfalto, que se está ahumando en el agosto. Se acabaron estas tristezas de trilero, estas bolitas de cromo en los bolsillos que no puedo aprovechar porque está muy feo engatusar. Estoy deseando robarle el alma de un tirón a los que presumen de no flaquear y echarme a correr en dirección a la sierra para ocultarme en el bosque. Y a ver entonces qué haces, soplagaitas. Con tu alma en mis manos y yo usándola de cebo para cetrerías.
Yo quiero pensar que el verano traerá la revolución, que la belleza será convulsiva o no será nada. ¿Que la revolución es solo un sentimiento, Pier Paolo? Adelante entonces, y además adrede. Los sentimientos sangran y hacen costra y se reinfectan y hacen fiebre de la de delirar (¿Me la está chupando un ángel con un transistor encendido en la cabeza? ¿Qué es eso en la pared que cuelga como una rata muerta pero que huele a campo de girasoles?). Eso lo he visto hasta la jodida saciedad.
Ahora ha llegado el tiempo de los asesinos. Pero lo que nos vamos a cargar no tiene rostro, tiene solo la virginalidad de un culo al que nunca se la han metido hasta el fondo.
te prefiero de mal humor contenido, de bisturí y sombrero de copa; pero igual porque te conozco y sé que no tienes media ostia. igualmente, este finde me desarrollas porqué está mal visto engatusar, por mí no, eh!!!
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