J.D.Salinger

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Helmut Newton

Helmut Newton

viernes, 14 de mayo de 2010

"Me temo que en arte soy agnóstico".
Marcel Duchamp

Sospecharán algunos que quizá haya sufrido un ictus lacunar cerebral para ponerme a escribir en un blog de repente y sin previo aviso, yo que siempre he defendido las virtudes del botijo de barro enmohecido por encima de las de la aséptica botella de vidrio para hidratar los paladares. El caso es que llevo varios meses bastante interesado en las formas de expresión creativa que se cometen sin el beneplácito de las instituciones. Es decir, me impresiona que alguien al que le apetece escribir ya no precise obligatoriamente de las editoriales para hacerlo, sino que simplemente pueda limitarse a diseñar un espacio en la red y lanzarse sin preocuparse de las burocracias. También es cierto que siempre han existido (y esperemos que sigan existiendo) las octavillas, pero éstas se las lleva el viento y se escurren entre los barrotes de las barandillas mientras buscan los escotes de las porteras para anidar. Todo es en vano, al final se reunen en los pantanos, como los flamencos.

De todas formas, entiéndase, que el lomo de un libro es como el del caballo, tocarlo lo puedes tocar, pero otra cosa ya es domarlo. Y para los que nos gusta ver a los caballos galopar sin jinete, para aquellos a quienes la doma nos la trae floja, pues tenemos esta pradera para escribir con piedras y que se vea desde la carretera el nombre de nuestras novias. Me parece muy literario escribir en un espacio que está destinado en un principio a no ser leído. Me parece muy literario sentarme y que me lean, en todo caso, los cuatro amigos de siempre, porque total, el arte es inútil, y más todavía si lo que te gusta, si lo que defiendes desde siempre, es el arte íntimo.

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