J.D.Salinger

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Helmut Newton

Helmut Newton

martes, 10 de mayo de 2016


A. ha fallecido este fin de semana. Era una paciente del hospital, la conozco a ella y a sus padres desde que tenia 2 meses y ha fallecido ahora con 18. Esta mañana tenía la idea de ir al tanatorio a presentar mis respetos, algunas veces lo hago, cuando la relación ha sido estrecha y no he estado en el último momento en el hospital. Pero esta tarde he leído algo y he decidido no ir: "Cuando Sharp empezó a entrevistar a estos niños (huérfanos ugandeses de SIDA), descubrió que hasta los que eran huérfanos desde hacía mucho tiempo podían recordar cada momento de su experiencia de la muerte de sus padres. "Les preguntaba con que frecuencia asistían a funerales, y me contestaban que iban continuamente, para llorar. Los baganda creen que cuando una persona ha sido enterrada ya no puedes llorar porque molestarás a su alma, pero en un funeral está permitido, porque puedes llorar por otra persona".

Esta tarde me he quedado con C. y nos hemos reído como hacía mucho, mientras nos manchábamos la cara con crema de calabaza, pero hace un rato que C. ya está dormida y yo he encendido la luz de la otra habitación y aquí estoy pensando en que hoy no he ido a llorar y que ahora quizá está llegando la hora en que tendré que molestar a los míos.
Al final me iré a la cama y la devoción quedará dentro, un día más; tengo una procesión recorriendo mis intestinos, mis conductos deferentes están encharcados de lágrimas de la virgen, tengo guardadas cabezas de santos en conserva, una en cada cojón.

1 comentario:

  1. siempre pienso que irremediablemente debes terminar sufriendo síndrome de Caronte, algo que no existe en realidad, pero que no por eso deja de tener sentido. Se ríe y se llora por igual, lo primero cuando la bala nos da, lo segundo cuando pasa cerca. No es de recibo, desde luego, pero en el poco tiempo que ha tenido A. aprendió lo que es la vida. Y en una vida de hospitales, cruzarse con un doctor barbuzas con un corazón de platino es algo que DEBE ocurrir

    ResponderEliminar