J.D.Salinger

¿Sabes lo que me gustaría ser? ¿Sabes lo que me gustaría ser de verdad si pudiera elegir? (...) Muchas veces me imagino que hay un montón de niños jugando en un campo de centeno. Miles de niños. Y están solos, quiero decir que no hay nadie mayor vigilándolos. Sólo yo. Estoy al borde de un precipicio y mi trabajo consiste en evitar que los niños caigan a él. En cuanto empiezan a correr sin mirar adónde van, yo salgo de donde esté y los cojo. Eso es lo que me gustaría hacer todo el tiempo. Vigilarlos. Yo sería el guardián entre el centeno. Te parecerá una tontería pero es lo único que de verdad me gustaría hacer. Sé que es una locura.

Helmut Newton

Helmut Newton

domingo, 18 de septiembre de 2011

Joker de Gay Street. Columbus (OH)

Ohio, 09/18/11

Los mercadillos me devuelven el abrigo, me devuelven la simpatía sospechosa de los desconocidos, me devuelven la afición por los vasos de plástico y el gusto por el country que parecía escondido en la garganta de algún campesino hospitalizado. Mercadillo de máscaras y pintura, mercadillo de axila peluda de mujer. El día a día te tiende como una braga a la intemperie, ya son muchas horas esperando el autobús. Los parabrisas de las caravanas se visten en la madrugada con un glaseado de hielo, con el velo de novia tibio de los inviernos. La pasada noche encendí la calefacción y me abracé al aparato como quien buscara un marsupio.

Mi casa se yergue contra el viento helado en el valle de las ardillas, hay cientos de ellas. Pregunto a mi amigo N, el africano:
- ¿En Ghana hay ardillas?
- Sí hay, pero el que puede se las come.

Las ardillas son lo mejor de este valle de obesos agonizantes, espero que nunca desaparezcan. El otro día perdí el autobús y esperé durante una hora al siguiente. Junto a otro blasfemamos un rato: For fuck's sake, man y todo eso. Juntos nos quedamos mirando una ardilla que trepó por un poste de electricidad hasta coronarlo. A diez metros del suelo la ardilla atravesó la carretera dando saltos por el cable mientras los coches pasaban por debajo hasta alcanzar los árboles del otro lado.

A veces un roedor te alegra el día.

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